Muchos autores se preguntan por qué su texto necesita pasar por las manos de un corrector. La respuesta es que en todo texto existen errores de diversa índole y es necesaria la labor de un corrector para descubrirlos.
Los errores que encontramos en un texto obedecen a distintos factores: falta de conocimiento profundo y exhaustivo de la lengua en que se escribe y las normas lingüísticas que la rigen (que son algo dinámico y sujeto a actualizaciones a menudo desconocidas por mucha gente); las prisas por acabar la obra, enseñarla o recabar opiniones de los primeros lectores y la concentración en el argumento, la estructura o los personajes.
Incluso los mejores autores necesitan correctores que lean la obra íntegramente y se ocupen específicamente de subsanar los errores e imperfecciones que ellos hayan pasado por alto. Hace falta una mirada externa y crítica para conseguir que una obra sea la mejor versión de sí misma.
Cuantas más veces se ha leído un texto menos atención se presta a los detalles y más fácil es pasar por alto erratas, faltas e incoherencias. El corrector ortográfico de Word es útil, pero hay muchos errores que no detecta, para eso se necesitan un par de ojos humanos y profesionales.